Tener que mirar a los ojos a las personas que te mataron psicológicamente es la cosa más dura que hay, tener que ver a la gente que intentó acabar contigo por ser 'diferente' es injusto, además de que tú no eres capaz de hacer daño a nadie porque te quitaron ese sentimiento y cuando haces daño te encierras en ti mismo/a y te duele.
Te duele porque sabes lo que es estar muerta/o internamente, no sentir nada excepto soledad. Llegados al punto de estar con ese vacío, antes hemos pasado por la lluvia de lágrimas que llenaban tu cama de tristeza, por las noches de 'ojalá y mañana no despierte', de hacerte el/la 'enfermo/a' por no querer ir al colegio o al instituto, por no querer ver a aquellas personas que te hacen sentir así.
En un instante de tu vida, te das cuenta de que el daño físico es mínimo, que te da igual llevar moretones, heridas o cicatrices, te da igual cuánto te peguen, porque ya no te hace daño. Aunque sufras impotencia, sabes que no puedes contra todos, porque son muchos y todos van en tu contra.
Y ellos lo notan, te atacan a donde duele, a tu persona, tus gustos, tus ideales, da igual lo que sea, pero van a implantar su voz en tu cabeza para que tengas pesadillas hasta cuando estés despierto/a.
Y entonces es cuando te matan, cuando tu mente esta infectada de sus voces y te torturan hasta tal punto de querer perder de vista este mundo, y decides acabar con tu vida físicamente, para que ya no duela.
Pero no puedes irte, porque aún así te torturará ver a las personas que dejaste atrás y te necesitaban.
¡LUCHA! Y saca fuerzas dónde no quedaban, y que tengan cojones a mirarte a la cara, porque al igual que los burros no aprenden con palabras, los ignorantes tampoco.
Y tú que lees esto, eres tan culpable si sabes que alguien está sufriendo acoso y no lo dices, que si eres tú el que lo hace.