Pero más que mis padres o demás familiares, lo más importante es mi hermano. Os juro, y dejo testimonio, que mi hermano es la fuerza que me hace falta para seguir andando descalza en un camino lleno de cristales. Y no me gusta llorar delante de él porque sé que aunque nos peleemos siempre se preocupa por mi. A veces me da la sensación de que le debo mucho a mi hermano, ya que para él yo soy todo, y me lo demuestra, a su manera. Pero yo, yo no sé hacer eso, soy inexpresiva, no sé cómo demostrar que quiero alguien.
Y tal vez deba aprender a demostrar todo lo que llevo dentro. Diréis ¿inexpresiva? ¿Tu lees lo que escribes? Si, pero las palabras no lo son todo. Porque las muestras de afecto, con abrazos en el momento adecuado y tal, son mejor que cualquiera de los mogollones de palabras, que en verdad son sentimientos enmascarados.
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