lunes, 15 de junio de 2015

Cicatrices e inspiración.

-Pingüinito: ¿Cómo puedes escribir así de bien?
-Lu: Es fácil y sencillo.
Cojo un pedazo de mi roto corazón y hago un pequeño corte en mi dedo índice y con los sentimientos ocultos que había en ese trozo escribo otro texto.
-Pingüinito: ¿Tu crees que ese corazón tiene arreglo?
-Lu: Las tiritas ya no cubren las heridas, las heridas no cicatrizan y las cicatrices antiguas se abren porque el dolor escuece demasiado para mantenerlas en forma de recuerdo.
-Pingüinito: Pues yo creo que esas heridas tienen una cura, cicatrizan si dejas de pensar en ellas. Es difícil pero no imposible. ¿Por qué no intentas que se vayan? 
-Lu: Porque en mi brazo izquierdo están marcadas las interminables noches de llantos y desvelos que sin exagerar eran dos horas mi sueño diario, y veintidós mi pesadilla en la realidad. En mi brazo izquierdo quedan marcados aquellos amores fugaces que duraron demasiado tiempo en mi corazón y no sé sintió lo mismo por mi. Allí quedó grabado un pasado que a día de hoy me hace superarme, y no me avergüenzo de mis males ya pasados. Porque gracias a ellos, ahora soy una guerrera con la cabeza bien alta y que no se tapa sus heridas de guerra. Y si alguien osa preguntar a qué se deben mis heridas, con inmensa alegría le explicaré de dónde viene el sol que iluminó mi oscuridad en aquel tiempo de soledad.

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