Cariño, desde que te fuiste en esa noche del diez de mayo sigo sumida en esa oscuridad donde pasan los días y no amanece. Cariño, no sé cuánto me he mentido haciendo como si no me importará el hecho de que ya no es un nosotros, es un tu y yo, pero por separado.
No sé a quién intento engañar, todo lo que necesito es despertar de esta pesada realidad.
¿Por qué?¿Qué nos ha pasado? Sigo soñando contigo, que nada nos ha destruido. Seguimos odiando la distancia que nos impiden los abrazos, los besos. ¿Dónde está todo?¿Te he dicho ya todo lo que te necesito? Enserio, dime qué hacer sin ti.
No lo niego, me creí más fuerte de lo que fui, quiero decir, de lo que soy. Pues sigo existiendo pero sin ti, y eso es como si nadie supiera que sigo aquí.
Cariño, me dedicaste el sol, pero no es suficiente para iluminarme. ¿Por qué?¿Por qué no vienes y nos comemos a besos? Y así mientras me sonríes pienso los próximos versos.
No soy capaz de concentrarme, todo me recuerda a ti. Desde mis libros hasta mi movil, pasando por las tardes de risas sin condiciones.
Ya he dejado de llorar, tal vez porque ya no me quedan lágrimas, pero en mi interior sigue desatándose una gran tormenta por quererte y no tenerte. No digo que seas un objeto, digo que quiero verte y que todo sea lo de antes. Que los saludos sean sosos, y las despedidas dulces a pesar de ser amargas, no por nada, porque nos quedarán seis días y siete noches para que nuestros labios vuelvan a encontrarse. Seis días y siete noches para echarte de menos. Pero esos días y noches se han convertido en meses, y solo hago que echarte de menos sin que nuestros labios se encuentren.
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