jueves, 2 de abril de 2015

Lo que resurge del agua, vuelve a ella.

Tantas bocas dijeron que merecía más que nadie y sin embargo nadie me ha dado lo que supuestamente merecía. Tantos labios dijeron que no eran dignos de rozar mi piel y llega alguien que lo intenta, que rompe las normas. Que me besa, que me abraza, que me destruye con cada caricia. Que se va y me deja muerta, derrotada, sin nada por lo que vivir. Pero no, no pienses que estoy loca, que hoy no saldré a flote y tal vez mañana tampoco, pero cuando salga, saldré y todo el mundo me recordará siempre. Ya no seré esa chica débil que se hundió en su propio mar de lágrimas, esa chica se quedó allí, hundida en su tristeza. Y la que un día resurja de las aguas no será otra que su alma, con más fuerzas, más alegrías y más sabiduría necesaria para no sufrir tan a menudo. Esa chica no será otra que yo. 

Queda mucho camino por recorrer, mucho océano que cruzar, quedan muchas cosas por hacer y poco tiempo para realizarlas. Tal vez hoy esté aquí, sentada, escribiendo esto mientras una lágrima rebelde se escapa del frasco de mis ojos. Pero quién sabe si mañana estaré aquí otra vez, o si estaré allí arriba o tal vez abajo, tantas estupideces cometí que me toca sufrir una vez más durante toda la eternidad. Pero con sacrificio saldré de ese centro de llamas ardientes y volaré como el ángel que fui, ya no dejaré de volar. Volveré a ser el ángel guardián de esa niña con ojos marrones que me quitan el sueño con solo una mirada, de esa niña que se desvela por sus monstruos y no sabe qué es lo que le atormenta, entonces cuando esa niña piense que no puede más, le daré un aliento más para que siga viviendo, para que pueda ser mejor que su antigua sucesora. No quiero verla con alas, quiero verla con cola de sirena. Su pelo es tan bonito bajo los rayos del sol que se filtran en la profundidad del mar, quiero que no vuele, quiero que se quede allí, en las profundas aguas que su yo anterior creó con sus lágrimas. 
La niña se pregunta tantas veces el por qué no puede llorar, es tan simple y tan complejo, es el mar donde ella vivirá, esas son todas sus lágrimas. 

Tarde o temprano alguien sabrá de esto, alguien sabrá que esa niña es fuerte porque yo le acompaño en esta vida de humana que poco tardará en convertirse en vida de sirena, y ya nada podrá pararla, cruzará el océano de norte a sur, y siempre con esa preciosa sonrisa iluminando su camino. 
Lo que resurge del agua, vuelve a ella.

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