domingo, 29 de marzo de 2015

Guerra.

Una vez luché en una guerra lenta, en la que aun sabiendo que perdería la razón aposté hasta mi corazón. 

Ni me preguntes como empezó, que si un zoo en la barriga, que si un hormigueo en la punta de los dedos, que si unos nervios que no existían, que si tus suspiros pudieron conmigo. 

Empecé a tiritar, mis pelos de punta se pusieron, no recuerdo que hiciera frío, pues estábamos en verano, en uno de esos días que ni el agua más helada te disminuye el calor que tu cuerpo tiene acumulado. Es posible que me estremeciera ante el roce de nuestra piel, o tal vez ante tu aliento o no sé lo que fue, pero me dejó el cuerpo congelado y el corazón ardiendo. 

Ni me preguntes qué pasó, que yo solo recuerdo que mi mano ya no iba en el bolsillo, si no, cogida de la tuya, ya no había sequía a pesar de ser verano, ya no había calor a pesar de ser agosto, ya no había un secreto que pudieras ocultarme.

Yo quería que me mirases como a ella la mirabas, pero todo era difícil si solo tenías ojos para ella y yo solo ojos para ti. No sé como paso, si fuiste tú o fui yo, no sé si nuestros labios se juntaron o solo fue un roce, no sé que fue lo que tanto me gustó, tal vez tu aliento, tú y la manera que veíamos el mundo. No recuerdo más bonito reflejo que el de tus pupilas, no recuerdo más bonito sonido que el de nuestras risas, más bonito silencio que el de nuestras respiraciones a la par, más bonito mundo que el nuestro. 

Marcaste el principio de mi nueva vida, pero también el final. Me enseñaste que por mucho que ames a una persona no siempre el sentimiento es mutuo y no siempre se sale ileso de ese amor que es una guerra.

A día de hoy te doy gracias por hacerme ser quien soy ahora. 

martes, 24 de marzo de 2015

Lluvia.

Frías son las gotas del cielo, hablo de la lluvia que me acompaña en este día de tristeza.
Cálidas son las gotas de mis ojos, hablo de los recuerdos líquidos, los convertidos en lágrimas.
Frías son las gotas que me bañan, que me empapan, que me enfrían.
Cálidas las gotas que resbalan por mis mejillas, que bañan mi rostro y que enfrían mi alma. 
En el jardín de las rosas, todas tan rojas y una tan marchita. Es mi corazón que se ha congelado, se ha marchitado como esa rosa del jardín que un día fue roja y ahora que fue arrancada de su tierra, de mi propio cuerpo, se ha ido congelando y rompiendo. 

Los pétalos agrietados y secos que un día fueron bonitos y rojos, son como los pedazos dañados y estropeados de mi roto corazón. Solo queda el odio reinando en mi interior, solo quedan espinas donde antes hubo un corazón. 
No me pidas que vuelva a florecer, porque esta rosa está marchita. Este corazón está cansado de tanto sentir amor ante ti, y tanto dolor ante las decepciones. 
Unas veces dices que sí y otras que no, cuando dices sí quiero pensar que es cierto, algo en mi interior quiere que sea así pero la lógica y la experiencia me grita que no, que ni hoy ni mañana tampoco. Quiero creer que me equivoco con que el no es la respuesta correcta, pero no se trata de lo que creo se trata de lo que quiero. ¿Y sabes qué es lo que yo más quiero? Está claro que no eres tú, es solo un corazón entero y sin heridas, un corazón que pueda amar sin tonterías, un corazón nuevo para amarme de nuevo.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Te necesito.

He pasado de echarte de menos a necesitarte a cada segundo y es que soy capaz de matar por ti y morirme con tus besos. En sueños te abrazo, pero no es suficiente porque eso no alimenta la sed de tu saliva. Cada vez que tengo miedo te necesito como una niña. Cada vez que tengo un día duro necesito tus abrazos protegiéndome del mundo, tus besos resguardándome de problemas amargos, tus palabras resonando en mis oídos para no escuchar ninguna otra voz, tus ojos clavados en los míos porque el reflejo no hace daño. 

Solo me encuentro perfecta cuando estas conmigo y yo contigo, cuando somos dos cuerpos con un mismo corazón. Solo me siento feliz cuando te tengo a ti. Y cuando nuestra respiración va a la par, al mismo compás, es cuando siento que el mundo se ha detenido. Que el tic-tac lo marca nuestro corazón, y que cada sonrisa es el principio del día. Que tus ojos iluminan mi vida, tus ojos son la luz que mi alma necesita. Tus labios son mi mayor perdición, no encuentro otra unión más fuerte que la de nuestras manos enlazadas.