lunes, 31 de agosto de 2015

No se puede fingir.

No se puede fingir ser quien no eres.
No se puede fingir querer a quien no quieres.
No se puede fingir ser feliz si no lo eres.

Estamos acostumbrados a guardar problemas, secretos, pero sobretodo sentimientos. Pero en las noches, bajo la oscuridad sacamos todo eso y tiramos de la anilla para que nuestro corazón explote. 
Y lo que provoca son las sonrisas fingidas y las ganas de llorar reprimidas. Y las consecuencias son los ojos rojos y la piel de gallina, los gritos callados y el pinta uñas negro a juego con nuestro estado de ánimo.

Estar triste es una consecuencia de no estar a gusto con algo que te rodea, y ese algo acaba englobando a todo lo demás. Si no estás satisfecho con tu cuerpo, te sentirás mal y la burbuja irá sumando cosas como que no te apetezca salir, no quieras hablar con nadie, y eso acaba rellenando una gran, gran burbuja que explota. 

Cuando explota tu yo depresivo te dice que así harás daño a los de tu alrededor, así que te acabas alejando de ellos y te creas un espacio triste dónde derrumbarte sin que la onda de la explosión alcance a nadie. Pero sin embargo la parte vengativa de nosotros nos dice que nos pongamos en el centro de los problemas y estallemos en el medio de ellos, pillando por sorpresa a toda esa gente que nos ha hundido, hundiéndolos a ellos con nosotros. Pero siempre hacemos la primera opción, porque la tristeza gana a cualquier sentimiento.


domingo, 30 de agosto de 2015

Éramos demasiadas cosas.

Te miré a ciegas, viéndote pero sin verte, solo veía tus cosas buenas, las malas habían desaparecido.
Éramos nuestros corazones nerviosos bailando en nuestros pechos temiendo que salieran de ese cofre del tesoro.
Éramos las mariposas rebeldes que se volaban libremente en el interior de nuestros estómagos.
Éramos ese roce desconocido pero tranquilizador, y a la vez nervioso.

Éramos demasiadas cosas y todas las que nos quedaban por ser.

El roce fue distinto, el abrazo fue cálido y antes de darme cuenta estábamos demasiado juntos para ser amigos y demasiado lejos para ser pareja, tus ojos brillaban de una manera especial a la luz de la luna y no sé por qué lo hice, pero miré esos  irresistibles labios. 
Un mundo estalló cuando acercaste tu cabeza a la mía, quedé asombrada y al poco mis ojos se entrecerraron disfrutando de aquel placer desconocido. 

Al separar los labios y mirarnos a los ojos, no sabíamos cómo reaccionar, pregunté nerviosa: '¿quién tiene la culpa?' Y me respondió: 'tú, por ser tan irresistible' 
Reímos a la par, y noté como mis labios ardían, no estaba mala, y tampoco tenía frío, simplemente era el primer beso que me hacía desear un segundo, y tercero, pero solo de sus labios.

Y así ocurrió, la luna fue testigo de la dulzura del momento. Y en nuestras mentes quedaron grabadas esa noche de luna creciente. 

sábado, 29 de agosto de 2015

El hielo también quema.

IDespertar en mitad de la madrugada con ese sabor amargo en la boca de recuerdos imborrables que se repiten como si el disco duro de tu cabeza se hubiese rayado y no consiguiera avanzar más que en ese instante de aquella noche. 

Todo avanzó tan rápido que no me di cuenta de que el sol se alzaba por el horizonte, porque estaba demasiado ocupada memorizando cada pestaña de tus ojos y cada mancha de tu iris. 

Demasiado ocupada para reparar en algo que no fuera tu lengua haciéndose paso entre mis labios y tus manos dando suaves caricias a lo largo de mi columna vertebral. 

Estaba demasiado ocupada para saber la hora que era, pues el tiempo pasa demasiado rápido cuando quieres que no acabe ese instante, y allí estábamos tu y yo, con la respiración entrecortada, pero a la par, con los mofletes sonrojados y los labios irritados después de la pasión.

Estábamos locos, el uno por el otro, diciéndonos bajito pero también gritando 'te quiero' y que bien suena dicho por tus labios y desde el más profundo lugar de tu corazón. 

Créeme que esta vez, sentí que era de verdad y que podríamos empezar de cero, pero con mucho más cariño, pues todo estaba perfecto, tu y yo, cogidos de la mano y cada dos pasos, cuatro besos, cada cuatro besos un par de 'te quieros' y así hasta cansarnos de parecer dos idiotas y echarnos a reír hasta dolernos la barriga. 

Todo fue verdad durante unas cuantas horas, y al llegar a casa, sentí que todo estaba en su sitio y que podía detenerse el tiempo porque yo había encontrado la razón por la que seguir en pie, sonriendo. 

Pero el sol le pudo a la oscuridad y ni siquiera miraste los labios que habías estado besando de madrugada, ni si quiera te reparaste en que mis mofletes seguían sonrojados y que seguía esa sonrisa de idiota en mi cara. Y entonces lo comprendí, comprendí que había sido un error.

Quería llorar, pero no, no iba a dejar salir una lágrima de mis ojos, no por amores fugaces, ya no lo permitiría. Estaba tan rota que cortaba y a parte de ello me hice de hielo, y lo que no saben, es que el hielo también quema.





Familia

Puedo parecer solitaria, pero es que es realmente lo que soy. Con golpes y caídas he aprendido que se confía en los que forman tu familia, porque créeme que como los hermanos o primos no hay nadie, y hablo de los de verdad, de los de sangre, de los que sabes que aunque te caigas y estén en la otra punta del mundo van a curar tus heridas como nadie más podría hacerlo. La experiencia me hizo así, ¿así? Si, siempre agradeceré tener la maravillosa familia que tengo, la que me ha apoyado en todo, porque todos los recuerdos que tengo felices son al lado de ellos. Ellos fueron los primeros en verme y en quererme, y para mi... Bueno, para mi son lo más importante de mi vida.

Pero más que mis padres o demás familiares, lo más importante es mi hermano. Os juro, y dejo testimonio, que mi hermano es la fuerza que me hace falta para seguir andando descalza en un camino lleno de cristales. Y no me gusta llorar delante de él porque sé que aunque nos peleemos siempre se preocupa por mi. A veces me da la sensación de que le debo mucho a mi hermano, ya que para él yo soy todo, y me lo demuestra, a su manera. Pero yo, yo no sé hacer eso, soy inexpresiva, no sé cómo demostrar que quiero alguien.
Y tal vez deba aprender a demostrar todo lo que llevo dentro. Diréis ¿inexpresiva? ¿Tu lees lo que escribes? Si, pero las palabras no lo son todo. Porque las muestras de afecto, con abrazos en el momento adecuado y tal, son mejor que cualquiera de los mogollones de palabras, que en verdad son sentimientos enmascarados.

Quiero...

Puedo desear tener buenas noches, pero créeme que descarto la idea de que cualquier cosa sea buena si tu no estas a mi lado, conmigo. Sonriéndome al ver mis logros, ayudándome a superar mis caídas y celebrando los sueños realizados. 
Quiero tumbarme en la cama y al instante cerrar los ojos mientras mi cabeza descansa sobre tu pecho, y quedar profundamente dormida con el acompasado ritmo de tu corazón, que sin dudarlo es la nana que me duerme.
Quiero soñar que la oscuridad es solo eso, oscuridad, porque sé que estás conmigo, incluso imagino que oigo tus latidos cuando tengo pesadillas. Y me impresiona la facilidad con la que calmas mis demonios, esas voces que gritan y me asustan. 
Quiero despertar y tener unos buenos días, porque lo serán si estoy contigo.

Quiero, quiero, quiero, y todo lo que quiero es contigo.


miércoles, 26 de agosto de 2015

Cuando el sol se esconde...

Cuando el sol se esconde y la noche es más oscura se repite en mi cabeza y noto en cada poro de mi piel la sensación tan increíble que producían tus caricias y tus besos, tus mordiscos y te quieros.

Cuando el sol se esconde y la noche es más oscura se repite en mi cabeza y noto en cada poro de mi piel que después de esto nada volverá a ser lo mismo, noto que mis lágrimas están al borde del abismo, pero no quiero que sientas culpa por dejarme caer en la noche junto con los monstruos.

Cuando el sol se esconde y la noche es más oscura se repite en mi cabeza y noto en cada poro de mi piel lo que contuve anteriormente, salió a la luz de la luna, junto con una balada triste resonando en mis oídos, pasando rápidamente los recuerdos por mi mente, pero con el tiempo justo para lamentarme.

Cuando el sol se esconde y la noche es más oscura se repite en mi cabeza y noto en cada poro de mi piel que esta noche solucionará las cosas y que mañana podré volver a encontrarme entre tus brazos. Pero que ingenua, yo sola metí la pierna derecha, y la izquierda, me metí de lleno en el pasado.

Cuando el sol se esconde y la noche es más oscura se repite en mi cabeza y noto en cada poro de mi piel como disfruto de ese tacto del pasado que me abraza y me destroza con besos y te quieros. Revivo las caricias que creía extinguidas, y me parece tan familiar el momento que me dejo guiar sin pensar en consecuencias.

Cuando el sol se esconde y la noche es más oscura se repite en mi cabeza y noto en cada poro de mi piel que son amores diferentes y que no podré querer a nadie como quise a ellos. Parece que me gusta lo difícil, pasarlo mal y engañar a mi conciencia, pero también me gustan las caricias y los besos sin miedo, por eso también me gusta lo sencillo, que me traten bien y no engañar a mi corazón. 

domingo, 16 de agosto de 2015

Lo siento.


Desperdicié mi felicidad, era todo lo que tenía y en silencio me arrepentía de no demostrar todo lo que llevaba dentro. Me arrepentía de no besarte a cada segundo, de no ser esa chica pegajosa que te mereces, de no ser esa que sabe exactamente qué te pasa en cada instante. Me arrepentía de seguir en silencio cuando me decías que me querías y que era lo más importante para ti. Me arrepentía de ser tan fría.

Y como todo tiene que pasar, pasó, fue el fin y no quise que me vieras mal, pero estaba jodidamente destrozada. Me guardé las lágrimas e hice como si no me importase el hecho de que ya no es un nosotros es un tu y yo, pero por separado. Y eso ardía en mi interior, desgarraba mi pecho, y las murallas que habían desaparecido volvieron a crecer como si de hierbas se tratase. Esta vez yo tenía el mejor papel en esta obra y el maquillaje sienta bien si sabes cómo hacer que quede natural, un poco de corrector en las ojeras y una pizca de alegría muy bien fingida, y sería suficiente para que todos creyesen lo bien que no me encontraba.

Pero algo sucedió y entre trago y trago asomó una lágrima, y en ese momento supe que no iba a poder dejar de lamentarme, tenía mucha pena guardada, en realidad no había sido feliz con nada, todo lo había hecho por los demás y yo estaba hundida como el Titanic confesándole a mi mejor amiga que ojalá yo no siguiera con vida. Porque todo era una mierda y jamás nadie me había querido de verdad. 
Entonces, mientras mi amiga me gritaba que dejara de decir tonterías y me abrazaba para ahogar mis lamentos me di cuenta que lo necesitaba, porque yo le quería, le quería de verdad. Volvieron a brotar las lágrimas, y grité que lo necesitaba y que lo echaba de menos, uno de los primeros fallos para que todo se arruinara. 

Cuando me tranquilicé estuve hablando con unas amigas y él apareció, y por una vez, sabía que estaba mal, lo sabía y no iba en mis mejores condiciones, yo le había hecho que estuviese así, él me había oído sollozar. Pero ahora no quería estar con él, necesitaba a otra persona, y por muy raro que parezca ahora solo necesitaba que mi ex ex, que en verdad era un completo idiota, me abrazara fuerte, porque así me sentía segura, entre sus brazos. Y ese fue otro fallo, abrazarle delante de el chico por el que había estado llorando un par de minutos antes. 

Levanté una coraza antes de perderme entre sus besos y su aroma varonil, pero de poco sirvió. Porque una vez más volví a encontrar la paz entre sus labios y sus falsos te quiero. ¿Sabéis eso que dicen de: lo malo no es tropezarse con una piedra, lo malo es encariñarse de ella? Pues eso me había pasado a mi, que ese error era en el que siempre caía, en el de volver a perderme entre su piel. 
Y ese era otro fallo, ya van tres en una noche, soy insuperable en esto de cagarla a tope. 

El día siguiente transcurrió un poco tenso, pero con normalidad hasta que calló la noche y tuve que poner las cosas sobre la mesa, y joder, que mal lo hice, esa risa tonta me invadió y acabé por cagarla más que nunca. Ahora todos me odiaban, había conseguido volver al principio, a mi oscuro pasado y como dolía verte sola, otra vez. 

Solo me queda algo que decir, que no es agradable hacer lo que hice y que lamento cada segundo de mi existencia desde que esa noche pasó. No sé qué pasó por mi puto cerebro para que hiciera eso. 

Creo que con dos palabras no se puede arreglar todo, pero más vale dichas que guardadas. 


LO SIENTO.