jueves, 26 de febrero de 2015

No quiero que lo hagas.

No vale lo que escribes, 
lo que vale es lo que expresas. 

No quiero que lo hagas,
no lo vuelvas a escribir
ni un 'hola' en tú sonrisa,
ni un 'adiós' en tú mirada. 

No quiero que lo hagas, 
no lo vuelvas a escribir
porque las palabras
están de más en ti. 

La poesía o la prosa,
o lo que quieras escribir,
fluye igual que el mar que nos separará. 

Fluyen de tus ojos marrón café 
el no dejarme dormir.

Eres el insomnio con el que no puedo lidiar,
eres la sonrisa que no puedo olvidar. 

Tan solo quería olvidarte.

Tan solo quería olvidar tu nombre, tu sonrisa, tus palabras o mentiras. Tan solo quería olvidarte.
Pero no pude, solo me lastimé, me herí, acabé conmigo. Tal vez también acabé con los que un día me quisieron o tal vez aun lo hagan. Tal vez no acabé con tu recuerdo, pero acabé con mi felicidad. Mi felicidad, que bonito recuerdo. Ya no la tengo desde que no estás a mi lado, conmigo.
¿Por qué a ella? ¿Por qué te la llevaste a ella? Haber cogido la depresión, o tal vez mis ganas de echarte de menos. ¿Por qué no cogiste mis lágrimas? Así ahora no podría estar llorando por ti, pero lo hago. Lo hago porque tu las provocaste, lo hago porque no las paraste. Lloro, porque me he vuelto débil, tan débil que hasta una racha de aire puede conmigo. 

Soy como un mendigo pidiendo limosna, la diferencia está en que yo no necesito limosna, yo te necesito a ti. Pero es tarde, estoy cansada y sigo agotándome contigo. Que sé que no lo harás, que no volverás, pero la esperanza es lo último que se pierden. Aunque yo creo que es lo primero que perdí. 

Tal vez mis manos desecharon nuestras fotos, pero mis recuerdos son más fuertes y aun te necesito. Necesito tus miradas, tus ojos marrones, sencillos pero peculiares. Necesito tus sonrisas, pero no solo eso, también te necesito con tu cariño. Con el cariño que me demostraste alguna vez, no sé si fue real o tan solo lo inventaste. Pero lo necesito, porque con él, mi felicidad estaba a flor de piel. 

Nunca supe decírtelo, pero oye, que te quiero. 

miércoles, 25 de febrero de 2015

Puedes conmigo.

Esto es demasiado. 
Puedes conmigo, me agotan tus esfuerzos por alejarnos. No sé por qué lo intentas, si sabes que siempre caerás en mis redes al igual que yo caigo en las tuyas. Porque con tan solo una mirada me sonrojo, porque eres tú y nadie más.
Y lo sabes, sabes que no estaré por mucho más tiempo a tu lado; pero sigues, sigues poniendo distancia a nuestros sentimientos. 
Y me pregunto si te darás cuenta alguna vez. Creo que si lo harás, pero cuando ya no esté, cuando me haya ido y no podamos compartir momentos juntos. Entonces, solo entonces te arrepentirás de no haberlo hecho. Te arrepentirás del error que cometiste, porque he visto esa sonrisa y créeme que jamás te he visto sonreírle así a otra. 

Te olvidas de que estoy ahí para ti y por ti, porque aunque la distancia nos separe, los recuerdos nos unen. Porque al igual que te quiero a distancia, te quiero aquí a mi lado. Porque eres tú, no hay nadie más. 

Que te quiero, y que no te dejaré marchar.

lunes, 23 de febrero de 2015

(Paréntesis)

(Empiezo un paréntesis en mi vida que no sé cuanto durará, pero espero que mucho. Porque después de tantos años tragando mierda y sufriendo a llegado mi hora, y no, no es la hora de aventuras, ni la hora de decir adiós; es la hora de ser feliz. La hora de olvidar todo lo pasado y disfrutar de lo presente porque me lo merezco, igual que tú. Es difícil no sentirse extraña cuando un nuevo aspecto aparece ante ti, me explico, es difícil sentirse como antes una vez encuentras a una persona que mata por ti, y se muere por estar contigo. Y que esa persona sea la misma por la que te mueres. Porque un día dos personas que se odiaban se dieron cuenta de que no servía de nada. Dos personas que se aman, porque un día se odiaron, yo no quiero que sea al revés, porque te quiero como nunca antes lo he hecho. Y por lo que parece, me correspondes como es debido, que sí, que te quiero ¿y qué más me da el mundo? Si mi mundo eres tú, solo tengo que preocuparme de ti. Porque nuestras manos enlazadas significan siempre unidos, de una u otra manera, pero siempre. Porque aunque me ha costado, he luchado por ti, he sido capaz de derribar las barreras que ocultaban tu corazón. He dejado que me quitaras los muros que puse un día, porque ese día me hicieron daño, pero tú, tú me has hecho superarlo. ¿Y si hubiera dejado de luchar por ti? Pues tal vez no te tendría, porque el esfuerzo da su resultado, y al igual que uno tiene que saber en que batalla ha de seguir; también tiene que saber rendirse. Porque no merece luchar por algo que esta perdido, al igual que no merece la pena luchar por algo no correspondido. Espero que este paréntesis dure, dure mucho. Pero quiero que dure contigo, a tu lado.)

domingo, 22 de febrero de 2015

¿Por qué?

-¿Por qué?
¿Por qué no lo haces? ¿Por qué no te alejas? ¿Por qué no me dejas? ¿Por qué no me olvidas? 

-Te diré por qué no lo hago, por qué no me alejo, por qué no te dejo, por qué no te olvido. 

No lo hago, porque no puedo; no me alejo, porque si te pasa algo me muero; no te dejo porque te quiero; no te olvido porque no quiero. 

Porque desde hace tiempo que siento esto, y me he dado cuenta de que ya no puedo, joder, no puedo ocultártelo más. Es que te conocí y mira que me caías mal, pero es que me has robado el corazón. Que he sido un idiota intentando que el tiempo me quitara este sentimiento extraño que siento hacia ti. Pero lo único que he conseguido es hacerte daño a ti, ¿por qué? No lo sé, no quería que esto cambiara, no quería que nadie nos mirara mal. Solamente quería hacerte feliz, y la única forma de que tu fueras feliz, era sin mi.

Pero me di cuenta de que no, de que solo te hacía daño. ¿Te crees que no sabía que llorabas por las noches? ¿Te crees que no sabía que tus rayadas eran por mi? Lo sabía, pero soy un idiota, y no te lo dije. 

-No puedes venir a mi, y utilizarme porque sabes que estaré ahí para ti. No puedes venir y dejarme con esta duda, con esta intriga. Porque esto es mortal para mi, me vuelves loca. 
Haces que con cada caricia mi corazón se acelere, y que nazca en mi una llama ardiente, que no sé si es el amor o la pasión, pero me gusta sentir esa cosa cuando estoy contigo. 
Eres tú quien me hace feliz, pero tú también me puedes hundir.

-Ahora a pasado mucho tiempo, tiempo que hemos perdido, tiempo que me ha hecho enamorarme más de ti. Tu te sientes utilizada, pero no, para mi eres la primera por encima de todo. 
Porque te quiero, joder, te quiero.


sábado, 21 de febrero de 2015

Siempre vuelves a mi.

Te intento alejar de mi, porque sé que tarde o temprano me harás daño. Pero siempre caigo en la trampa de tus labios. 
Siempre intentando alejarte y cuando creo que lo consigo, vuelves a mi. 

Y esta vez no va a ser diferente. 
Estamos distantes, ya no hablamos tanto, pero te echo de menos. Y aunque sé que no debo, te escribo primero y como si lo estuvieras esperando desde hace mucho, me contestas al instante. 
Primero me dices que no nos veremos, pero luego reflexionas y me dices que me acompañarás a casa. 
Pero luego dudo que pierdas tu tiempo en mi. 

Cuando mis esperanzas ya son nulas, apareces de la nada y me abrazas. Eso me hace sentir segura. Nos vamos, porque odio que la gente nos vea juntos, siempre tienen algo que inventar. 

A la luz de luna nos abrazamos. No sé que te ha cambiado, me acercas más a ti y me recorres el cuello con pequeños besos. Estoy perdiendo mis intentos de alejarte, y cuando voy a separarme de ti, te acercas a mi boca. Entonces pierdo el control, y me pierdo entre tus besos. 

jueves, 19 de febrero de 2015

El frío del invierno.

Somos un invierno helado por fuera, pero por dentro somos un verano en el desierto. Somos fríos con la gente, pero somos una llama de sentimientos. 

Somos una llama permanente que una vez se apagó. Se apagó con un cubo lleno de lágrimas, de lágrimas por ti. 

Pero vino otro, y la reanimó poco a poco, apoyándome en los momentos duros. Riendo en los momentos buenos, disfrutando de la vida conmigo. Porque no siempre lo mejor es lo que más se conoce, hay que lanzarse a la aventura.

Prefiero quedarme con un intento fallido que con una duda sin resolver. Hay que saber diferenciar entre tirarse al vacío por alguien y estar vacío por alguien. Si te tiras, que sea de su mano; si estas vacío, es porque no te ha correspondido, él tiene su corazón, pero también el tuyo. 

Prefiero ser reina de mis silencios que esclava de mis palabras. Los silencios puedes ocuparlos con palabras, las palabras no las puedes arreglar o cambiar porque si algo hiriente has dicho, quedará en la memoria por siempre. 

Cuando me miras a los ojos en busca de algo, ¿qué buscas? No me vas a leer el corazón, ni la mente. Fíjate en mis palabras o tal vez en los hechos. El problema es que la gente empezó a mentir con palabras y ya solo puedes fiarte de mis hechos, y te aseguro que no te engaño cuando te pico. Porque me gusta verte reír al hacerlo, me gusta sentir como me abrazas cuando hago como si me enfadará. 

En el fondo sigo siendo una niña, una niña que necesita tus caricias para tranquilizarse, una niña que necesita tus abrazos para desenfadarse, una niña que necesita tus besos para sanarse. Para unir todos los pedazos de los que esta hecho su corazón. Porque una bola de desilusiones lo destrozó haciéndolo en mil y un pedazos, pero viniste tu y me regalaste tres mil sonrisas y quinientos besos, y así poco a poco, me uniste.

martes, 17 de febrero de 2015

Susurros.

Sus susurros pueden conmigo, me enloquecen al igual que sus carnosos labios excitándome a besarlos, a gemir su nombre al separarlos. 

Quiero que me abrace que me trate como lo que soy, la reina de su corazón. Porque al igual que el es dueño del mío, quiero ser dueña del suyo. Es un mago que me hechiza con su sonrisa, sus caricias me paralizan, me enloquece su mirada y con sus versos me enamora.

Y en un atardecer su mano se desliza por mi muslo subiendo y bajando con un movimiento lento, placentero y tortuoso. Va activando mis sentidos, mis ganas de ser suya van aumentando. 
Sus manos hacía mis vaqueros, desabrochan el botón y tira de las presillas, mientras me mira a los ojos sin parpadear si quiera. 
La conciencia entra en juego, y esta vez, juega en mi contra gritándome a susurros que esto es una imprudencia de la que tal vez en un futuro me arrepienta. Pero en este conciso momento, son mis hormonas las que controlan, la conciencia al cuerno y con ella las preocupaciones. 

Sus manos rozan mis piernas semidesnudas y me estremezco ante su tacto, mis mejillas se ruborizan con el susurro de 'quiero hacerte mía'.
Me vuelve loca cuando se acerca a mi cuello y me da besos ascendiendo hasta el lóbulo de la oreja, al llegar a él lo toma entre sus dientes y lo muerde suavemente. 
Quiero quitarle la camiseta, y como si me leyera el pensamiento me susurra que se lo quite todo, todo menos las ganas de mi. 

lunes, 16 de febrero de 2015

Amanecer.

Las estrellas corrían por el cielo mientras nosotros deseábamos que nuestro amor fuera eterno, que tu no te cansarías de mi y que yo no me cansaría de ti. 
Nosotros no éramos de desvelarnos, nosotros éramos de quedarnos hasta ver el amanecer juntos. Era impresionante ver el sol saliendo por el horizonte, a cada paso iluminando el oscuro terciopelo, disolviendo la noche con su luz. Y mientras el cielo se teñía de naranja, mis labios reclamaban tus besos, mi corazón un 'te quiero' y mis ojos un descanso, un descanso contigo. Durmiendo juntos, abrazados, compartiendo la misma cama, sintiéndome tuya, sintiéndote mío. Porque el más bonito sonido son los gemidos emitidos de tus labios, de los míos. Susurrar tu nombre a gritos mientras me decías que hasta el próximo amanecer quedan otras veintitrés horas. Habíamos aprovechado la primera hora en darnos placer, porque solo tu sabes que hacer. 
Mis ojos se cerraban, tus brazos me abrazaban, nuestros labios susurraban el 'te quiero' como despedida. 









Cálidas caricias.

Nos dejamos llevar por la cálida brisa de las noches de final de verano, en las que nos abrazábamos y nos daba igual el mundo. 

Nosotros éramos el único mundo que nos importaba y que existía, nuestra lava era el latir de nuestro corazón bombeando la sangre hacía la punta de los dedos donde rozaba tu piel y con cada caricia estremecía. Se me eriza el vello todavía al recordar tus susurros en mi nuca.
Tus sonrisas predominan en mis recuerdos, era y es el sonido más bonito emitido de tus labios, junto con los 'te quiero' y 'te amo'. 

El mundo nos gritaba que estábamos locos por amarnos como si no hubiera mañana, demostrando nuestro amor el uno por el otro, y nosotros le gritábamos al mundo que las locuras son lo que nos enamoran. 

Disfrutamos de cada segundo, de cada risa, de cada hora, de cada beso.
En una noche en la que nuestros movimientos eran controlados por el alcohol. El culpable de que nuestros labios encajaran, y que desde entonces no encuentre otra pieza que encaje mejor en ellos.
Porque el 'te quiero' que susurraste al despegar tus labios de los míos, quedó grabado en mi mente, tu voz en mis oídos, tus pupilas en mis ojos, tus labios en los míos. 

Y después de todo lo vivido, de toda la saliva compartida, nos dejamos por el tiempo, la distancia... No lo sé, dejé de encajar tus dedos con los míos, aunque a mí a día de hoy me sigue pareciendo el mejor enlace que mis manos han conocido. 

¿Qué cambió? Ven, dímelo. No me creo que esté llorando una vez más por ti, por mi, por tus mentiras, por mi inocencia, por nosotros, por el tiempo que ha pasado, porque ya no soy la misma, porque no eres el mismo, porque no somos esos del pasado que les costaba despedirse. 

Añoro tú sonrisa clavándose en mis oídos y lo que pareció un canto celestial, es ahora lo que me tortura cada noche. Pero sigo añorando cada uno de tus besos, sigo soñando que aún en lo más profundo de tu corazón añoras mi risa mientras me hacías cosquillas antes de darme un beso.

Y en mi cabeza retumba una inseguridad, una duda que espero poder resolver con el paso del tiempo, con el paso de tus recuerdos, cuando ya no duelan buscaré alguien que me quiera más de lo que tu lo hiciste.