sábado, 30 de mayo de 2015

Querida Demencia...

Esto no lo he escrito yo, lo ha escrito un amigo con el que tenemos el reto de escribir un libro, ¿qué os parece como ecribe? Anda, leer aquí abajo. 


El monocroma de mi mundo exploto en colores al verte ¿y ahora qué hago?, si me he enamorado de un cúmulo de bits y kilómetros de distancia y nostalgia. Que cuando sonrías me miras, se que me miras, congelada la pantalla.
He gritado tu  nombre y no pareces enterarte, los minutos se suceden y mis noches en vela viendo tu sonrisa se vuelven borrosas.
Ayer me respondiste, y mis amigos me llamaban idiota por la sonrisa que llevaba tatuada en la cara, ojala fueran tus besos la sensación en mis mejillas.
Siempre me imagino el olor de tu pelo mojado, como si al verte pudiera olerte, las mil fragancias. Las gotitas que como rocío en la rosa más preciosa se deslizan por tu cuello de cisne.
He escrito mil cartas a tu apartado que ya me sé de memoria, todas rotas y hechas cenizas en mi basurero, todas tinta borrosa de rabia e impotencia por mi insuficiencia, por no ser ni la mitad de lo que te mereces, que mis sueños se vuelven pesadillas al verte y no tenerte, que te atravieso en la nada de pixeles de mi pantalla, que su mirada vacía me ve sin verme, que mi abrazo relleno de frío no encuentra tu cuerpo, que jamás llegaré a tocar los lunares de tu espalda con cada yema de mis dedos.
He decidido enviarte esta carta por fin, sin leerla de nuevo, sin romperla de nuevo, siendo cúmulo y enredadera de pensamientos y deseo.
Aún no te he besado, aún no te he abrazado ni olido, aún no te he dicho te quiero sin tener tu mano pegada a la mía, aún no te he llevado a los sitios tan bonitos que pienso llevarte cuando vengas.
Y piensas en mí, dices. Que a veces sueñas que te abrazo y te mimo, y te pones triste.
Y la verdad que me encanta, si supieras lo bonita y mona que te pones cuando estás triste.
Eres tan bonita.
Y qué suerte tenerte.
Por que estás, estás a mi lado.
A veces no sé que más decir, me faltan las palabras, también faltan actos y caricias, sonrisas y risas, tequieros y abrazos.

Y como bien sabes te he ganado limpio, en un instante te tuve, pero no entre mis brazos.

Hasta siempre.


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