sábado, 21 de febrero de 2015

Siempre vuelves a mi.

Te intento alejar de mi, porque sé que tarde o temprano me harás daño. Pero siempre caigo en la trampa de tus labios. 
Siempre intentando alejarte y cuando creo que lo consigo, vuelves a mi. 

Y esta vez no va a ser diferente. 
Estamos distantes, ya no hablamos tanto, pero te echo de menos. Y aunque sé que no debo, te escribo primero y como si lo estuvieras esperando desde hace mucho, me contestas al instante. 
Primero me dices que no nos veremos, pero luego reflexionas y me dices que me acompañarás a casa. 
Pero luego dudo que pierdas tu tiempo en mi. 

Cuando mis esperanzas ya son nulas, apareces de la nada y me abrazas. Eso me hace sentir segura. Nos vamos, porque odio que la gente nos vea juntos, siempre tienen algo que inventar. 

A la luz de luna nos abrazamos. No sé que te ha cambiado, me acercas más a ti y me recorres el cuello con pequeños besos. Estoy perdiendo mis intentos de alejarte, y cuando voy a separarme de ti, te acercas a mi boca. Entonces pierdo el control, y me pierdo entre tus besos. 

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